miércoles, 18 de diciembre de 2013

SAQUEO!

Si los viernes son de siluetas, Diciembre es de saqueo. Otra vez.

El Gobierno (los gobiernos), hacen hincapié en la extorsión a que fueron sometidos por las policías provinciales y algunos hasta señalan las vinculaciones de éstas con distintas ramas del delito. ¡Diez años gobernando para darse cuenta de algo que todos sabemos!  Descubrieron “nexos mafiosos” en las Policías. Tal vez si los dejamos gobernar diez años más, descubran que no son solo nexos, que la Policía en Argentina ocupa, en buena medida, el lugar que en EEUU llena la mafia. Ningún delito importante es posible sin el permiso o la complicidad de la Policía. Y lo dejo claro para los que reclaman mayor presencia policial para mayor seguridad: ellos no son la solución, porque son el problema.

Pero el objetivo de estas líneas no es hablar de este detonante que resultaron las “rebeliones” policiales. La cuestión que preocupó a la buena gente, es la propensión de parte de muchos habitantes a pasar de cualquier regla y aprovechar la situación para saquear comercios y apropiarse de bienes a los que habitualmente no pueden acceder. En muchos lugares, a las incursiones de grupos de delincuentes sin placa identificatoria ni gorra, les seguía la irrupción de grupos crecientes de jóvenes y algunos no tanto, que se abalanzaban sobre el cuerpo inerme de comercios varios. “Hienas”, bramaron desde indignados medios de comunicación. “No hay límites”, se lamentaban en otros. La guerra mediática entre oficialistas y opositores logró una tregua y un acuerdo: todos condenaban a estos no-necesitados, que en lugar de llevarse un paquete de harina para hacerse tortas fritas si tienen hambre, se llevaban zapatillas de marca y televisores LCD, LED, y cualquier objeto de valor.

El Pais de buena gente miraba azorado por TV: tierra de nadie, todos contra todos, el Apocalipsis. Las redes sociales, plagadas de esa buena gente, clamaban al Cielo por Justicia. No lo midieron, pero seguro que “negros de mierda”, ese clásico reprimido que vuelve y vuelve a surgir y resurgir ante cada dificultad, fue trending topic.

Caparrós en su Blog comentó con inteligencia. Nos remitimos a él, pero resumimos y agregamos algo. La hegemonía es consenso y (la posibilidad cierta de) coacción. El sistema se mantiene así. Pero la coacción debe mantenerse latente, como posibilidad permanente, como complemento imprescindible. Sola, sin consenso, no puede sostener a largo plazo la hegemonía. En mi personal apreciación, el corazón de la hegemonía es entonces el consenso. Los consensos, más bien diría. El sistema puede ampliar estos consensos o bien pueden disminuir sin que corra riesgos. Es decir que hay algunos consensos básicos, constitutivos y otros accesorios. Uno de los consensos elementales para el mantenimiento y el buen funcionamiento de todo el sistema es la aceptación de la propiedad privada como sacrosanta. De ella deriva la ganancia, que se santifica como hija de, y al mismo tiempo como nueva propiedad.

Ese consenso es el que aparece roto para una parte pobre de la sociedad. Por supuesto que la santidad general de la propiedad nunca fue reconocida por la clase dominante. Allí solo es santa la propia propiedad. El saqueo constante de fondos públicos (propiedad de todos), nos exime de cualquier otra demostración. Pero que un grupo de negros marginales se atrevan a poner en duda lo sacrosanto, los espanta. ¿Hasta dónde van a llegar?. Los exclusivos countrys están rodeados de barrios miserables. ¿Y si se les ocurre que esa propiedad tampoco merece respeto?.

Por el momento no hay riesgos. La sociedad argentina parece estar, nuevamente, haciendo implosión. No está sobre el tapete una cuestión de clases explícita o consciente.

Pero como nunca se sabe, mejor ir preparando las armas.

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